UN GRITO DE REBELDÍA

y me da por gritar.

Un grito de rebeldía contra mí mismo, contra ese señor que duda sobre si podía seguir haciendo…

pues sí,

he gritado…

y lo he hecho.

Ahí va:

«Una mano en mi pecho roto,

ese pecho viejo y lleno

de emociones repetidas y sensaciones

como píldoras recetadas por un psiquiatra,

de quita el miedo y pon el abismo.

Ese lugar que ha acogido

menos triunfos que miserias

y que se ha olvidado de tanto

y que también recuerda todo,

por innecesario que sea

o vacuo que parezca.

Una mano

cuando creías que todo estaba echado a suertes

pero la calavera se ríe porque sabía el camino

desde el principio

pero no le hiciste caso porque no se hace caso a outlaws,

sendero lejos de apuestas y cerca de certezas,

cuando ya empezaba a dar todo un poco igual

o casi igual

porque creías que nada iba a cambiar.

Una mano llega,

te agita como una coca cola

llenándolo todo de espuma

surgida de un mar viejo y demasiado en calma y…

Y te hace vivir.»

 

Leave A Comment