DESPOTRICANDO (I): TENEMOS UNA JUVENTUD DE MIERDA

TENEMOS UNA JUVENTUD DE MIERDA.
Si lo oyes así, a secas, dirás que estoy exagerando, generalizando, y que tiro de memoria selectiva.
Ahora imagina:
Vives en la céntrica calle de una pequeña ciudad, habitualmente tranquila y silenciosa. Pero alguien tiene la genial idea de abrir un establecimiento 24 horas justo enfrente de tu casa, varios metros por debajo de tu ventana. Añade los siguientes datos: es verano y duermes con la ventana abierta, porque si no, te asas de calor.
Cuando lleves dos meses soportando, noche tras noche, pasadas las 00:00 horas, de madrugada, cómo vienen coches y motos sin cesar, chicos y chicas salen de los vehículos, hablan a voces, cantan, gritan, compran, se montan otra vez en sus coches y motos, arrancan, revolucionan los motores de forma innecesaria (varias veces), salen pitando quemando rueda y para colmo ponen la música (sí, el 99% de las ocasiones reguetón) como si quisieran que les escuchasen en Marte. Cuando lleves ese tiempo…
¿Qué piensas ahora? Que la juventud que tenemos es una puta mierda.
Y eso que sabes que el 99% de estos chicos está descansando hace horas en casa.
¿Quién tiene ahora memoria selectiva?
Estás estigmatizando a todos los jóvenes por un puñetero 1%.
Menudo futuro le espera a este país.
Como si ahora fuese un país cojonudo.
Porque lo es, ¿o no?
Como si nosotros, nuestra generación, y nuestros mayores, fuésemos, nos considerásemos superiores a los más jóvenes, aunque sólo sea moralmente.
Piensa en esto: Crees que la juventud es una mierda, pero quien realmente te jode es sólo un 1% de todos esos jóvenes: el otro 99% tiene sueños, aspiraciones, y procura, al menos, respetar el descanso de los demás, pero tiene el defecto de callar, de dejar a ese 1% hacer lo que le venga en gana, de hacer ruido, cuando tienen el poder de aplastarlos y deberían hacerlo.
Pues en la “edad adulta” es igual.
Sólo un 1% de los adultos te jode. Sólo un 1% se comporta como niñatos de mierda, dando por culo, no siendo coherentes ni siendo capaces siquiera de conversar. Les interesa hacer ruido, comprar alcohol y pirarse sin importarles que te han jodido el sueño, pero garantizando que recuerdas que han estado allí. Traducido a la “edad adulta”: Necesitan salir en las noticias, hacerse notar, ganar pasta a saco sin importar si, para cumplir su objetivo, pisotean el bien público, y todos, sin excepción, necesitan una placa conmemorativa en una plaza para que alguien sepa que fueron, precisamente, “alguien”.
¿Adivinas qué grupo social representa ese 1%?
¡Premio!
Nuestros políticos, ese 1% que nos gobierna, se comportan literalmente como GILIPOLLAS ENDIOSADOS QUE SÓLO SABEN MIRARSE AL OMBLIGO. ¿Negociar? ¿Hablar? Para ganar todos, todos tienen que aceptar perder algo, o lo que viene a ser el WIN-WIN, todo pierden pero todos ganan mucho más. Siempre rentable. Pero, ¿eso importa? Prefieren PERDER con tal de que el ENEMIGO pierda, y no sólo les basta GANAR sino que necesitan que el ENEMIGO CAIGA, y si es en picado, mejor.
Egoísmo puro y duro.
Sólo mira la tele: camino de las terceras elecciones.
TENEMOS UNOS POLÍTICOS DE MIERDA, egoístas e interesados.
Y dirás que sólo se trata de los Diputados del Congreso, los peces gordos. Total, no les conoces.
Los cojones. Miro las listas en mi ciudad y, tras tirarme de los pelos porque me conozco el historial de más de uno, no reconozco a ni un solo político local que no actúe por las mismas motivaciones que los peces gordos de Madrid.
(Aquí suena la canción DINERO de Obús).
Y todos estos políticos tienen nuestra edad, o son mayores aún.
Y sí, les importas una mierda.
Una mierda muy gorda.
Arrancan los motores de su carrera política, compran la basura que les coloque, porque el poder les coloca, se la suda si no te dejan dormir y si pueden, te ponen hasta reguetón.
Es sólo un 1% y el resto, la gente “normal”, podríamos aplastarlos, si quisiéramos. Si fuésemos gente normal. Pero no lo somos. No somos normales. Somos ovejas, y nos tienen bien encerrados en el establo, comiendo hierba.
Juventud de mierda.
No, la juventud no es una mierda. Al menos no sólo la juventud.
Todos nosotros somos una mierda.
El 99% y ese asqueroso 1%.
LA RAZA HUMANA ES UNA MIERDA.

Y ahora alguien dirá: Deja de quejarte tanto y hazlo tú, haz algo para mejorar esto.
A lo que tendré que responder: NO.
¿Por qué?
Porque yo también soy una mierda.

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